domingo, 27 de marzo de 2011

CAPÍTULO XXI

Daniel y Vicente me cambiaron de celda.
- Pendejo, te va a tocar mucho tiempo aquí..- Dijo Daniel.
- Pues sí, es así.- Me dijo Vicente.
- Te vas a quedar y te vamos a joder.
- Qué divertido.
- Tus amigos se fueron, al del parche lo vamos a agarrar.
- Dorian colabora con nosotros.
- Nadie te va a sacar. Y fue así. Me tocó pagar, un día de confusión porque me arrestaron injustamente. Pero me dí cuenta de que nadie tiene la culpa de mis errores. Los dos que de verdad lo merecían estaban libres y algunos hasta se encompinchaban con los policías. Todo me pasa por no hacer las cosas bien. Mas aún cuando las injusticias venían, de cada parte. Yo también fui injusto. Al nivel de ellos y ahora cuando reacciono a mi error estoy pagando la condena en la cárcel. Sufriendo con los mas depravados. No sé cuando saldré pero tendré que aguantar bastante aquí adentro. Encerrado por mucho tiempo.

CAPÍTULO XX

Luego Daniel y Vicente se vieron.
- Entonces.- Dijo Vicente.- Ese cuadre con las computadoras, yo tengo una ideita.
- ¿Cuál?
- Jodemos al cabrón de Dorian, le quitamos las computadoras y las vendemos nosotros-
- Lo pensé.
- Claro, al final de cuentas nos ganamos los créditos nosotros, y él se jode.
- No le damos nada a él.
- Exacto. Solo pa ti y pa mí.
Daniel se quedó pensativo.
- Dale.- Siguió Vicente.
- Podemos hacerlo.
- Estamos con él y cuando lo agarremos, le decimos a otros policías. Y listo.
- Vamos pues.

CAPÍTULO XIX

Yo estaba en la cárcel, pasaban los días, y yo preso recibiendo maltratos por delitos que no cometí. Reconozco mis errores pero no es justo que esté aquí.
Todo era por un problema personal con estos dos policías, el juicio no llegaba. Recibía golpes y golpes.
Perdí mi trabajo de jardinero.
Quería salir pero ahora me tocaba aguantar.
No podía salir, estaba en una celda, olía mal, tenía mosquitos, ratones, todas las cosas feas que uno pudiera imaginar.
Solo quería mi libertad.
Veía cada pelea, apuñaleados, muertos, todo esto era lo que veía aquí, pagando por cada delito.
Quería salir ya.
Cuando iba al jardín era por poco tiempo.
Y los que cometieron los delitos estaban libres, Dorian robaba para esos policías.
Era lo que me tocaba.
Cometí ese error de robar. Pero ¿Por qué los que hacen cosas peores están libres?

CAPÍTULO XVIII

Vicente estaba sentado en un bar, hoy no era su día de trabajo, por lo tanto estaba tomando uns cervezas.
Luego sonó el teléfono.
- Daniel. ¿Qué me cuentas? – Dijo.
- Pana, te tengo un cuadre perfecto, tengo al gancho, ¿Quieres comprar computadoras? Te cuadro el negocio.
- ¿Dónde las sacamos?
- Tengo el gancho. ¿Sabes este tal Dorian? Es quien nos la va a cuadrar.
- No confío en ese bicho, es medio volteado, si se cae nos hechará la paja a nosotros.
- Lo matamos, ese bicho es manipulable.
- Si tú lo dices.
- Sí vale, él sabe que con nosotros no se puede poner con vainas.
Llega una mujer.
- Su cerveza.- Dijo.
- Gracias.- Le toca el trasero y la mujer se va corriendo.
Vicente se quedó pensativo.
- Mira bicho, vamos a reunirnos.- Dijo Vicente.
Colgaron, Daniel estaba pensativo, llegó a mi celda y me mojó..
Luego se fue, habló con los otros policías.

CAPÍTULO XVIII

Victor y Dorian corrían, se escondieron
- Magnífico lo que hicimos.- Dijo Víctor.
- Repartámosnos el botín.
- Al menos le quité real a esos ricos cabrones, que mueran todos, me las pagarán todos los cabrones de mierda, así como salí jodido, los demás también.
- Mierda, están cerca, ayúdame Víctor.
- Tranquilo men, quédese aquí.
- Verga, si nos matan.
- No nos agarrarán.

CAPÍTULO XVI

Estaban Daniel y Vicente en la calle hubo un tiroteo. Los llamaron pero no respondían.
- Coño, ese tiroteo. – Dijo Daniel.
- Es grande y nos llaman.
- No quiero ir.
- Yo tampoco, prefiero estar aquí.
- Vamos mas tarde..
- ¿Si nos regañan?
- Yo sé que hacer mi pana.
- Vamos a ver el juego.
Se quedaron, los llamaron, media hora después llegaron.
- Mierda, los tipos piraron.
- Ya tenemos al hombre.

CAPÍTULO XV

Victor estaba fuera de un banco, cuando alguien salió. Se le acercó.
- Señora, deme la cartera y no voltee.- Dijo.
.- Señor tranquilo, se la doy.- Dijo.
- Cállese pendeja o le disparo, no ve que la estoy apuntando.
- Tranquilo.
- Cállese puta.
- Está bien.
- No me haga dispararle.
- No me insulte.
- Deme el reloj.
- Es sentimen..
- Que me lo de pendeja.
- Tenga.- Se lo dio.
- Está bien bueno ese reloj.
- Me lo...
- Perra de mierda, me está haciendo arrechar.
- Tranquilo.
- Cállese.
Disparó y salió corriendo, varios policías salieron a perseguirle.

CAPÍTULO XIV

Cuando me llevaron a la jefatura, estoy sentado, veo quien llega y era Dorian.
- Dorian. ¿Qué haces aquí?- Me preguntó.
- Coño Raul, discúlpame pana,, discúlpame.
- ¿Qué pasa?
- Nada pana, ellos me obligaron, me golpearon.
- ¿De qué hablas?
- No nada, nada.
- ¿Todo bien?
- Sí, sí, todo perfecto.
- Dime.
- Tranquilo.

CAPÍTULO XIII

Daniel y Vicente me montaron en el carro golpeándome. A veces se paraban para pedirle documentos a las personas, registrarlas. Buscaba excusas para sacarle dinero a la gente.
- A ti no te salva ni el Diablo.- Me dijo Vicente.
- Ya vas a ver lo que te espera.- Dijo Daniel.
- ¿Qué te parece?
- Cabrón pajúo.
- Si, es lo que eres.
- Te odio.
- Yo mas.
- Imbécil.

CAPÍTULO XII

Pasaba el tiempo, vivía en Margarita, era una vida cómoda. Me había retirado de robar, estaba equivocado. Por un rencor los demás no eran culpables de mis problemas. Encontré la vida que quería. Tenía tiempo sin ver a mis dos amigos. Un día tuve que ir a Caracas a ver un familiar. Estaba en el hospital Los Magallanes. Allí siempre tenían problemas porque nunca había aparatos para operar. Cuando salgo del hospital, me bajo en Capitolio porque estaban reparando las vías. Camino y me quedo viendo una de esas personas que leen sobre la vida de uno. Me impresionaba que todas las pegara, se acerca una persona a ver. Alguien pega una risa. Volteo.
- Coño, pero si miren quién anda aquí.- Dijo.
- Claro vale, tanto tiempo sin verte.- Eran Daniel y Vicente, los policías.
- Hola, sí ya veo.- Dije.
- No me imaginé que nos viéramos otra vez.- Dijo Vicente
- De pana. ¿Dónde estabas metido vale?- Dijo Daniel
- Me fui.
- No te me vayas. Ya nos vimos y te encontramos.

CAPÍTULO IX

Pasaron los años, estaba viviendo en Margarita en Salamanca. Era plomero. Luego estaba en un local tomando unas cervezas con unos amigos y llega alguien con un parche en un ojo.
- Víctor.
- Raul. ¿Qué pasó mi pana? No sabía nada de ti desde que te piraste.
- Si hermano, no ví a mas nadie después de irme, vivo aquí en la isla.
- Yo vine de vacaciones.
- Me alegro.
- ¿Eso que te decidiste venir para acá?
- Coño, ya no podía estar en Caracas, era mucho peo.
- Yo tengo un cuadre bueno.
- Ya yo no ando en ésas.
Victor se quedó pensativo.
- Quiero otra vida mi pana, jodí a mucha gente. Yo no soy así.
- Pana, la sociedad nos jodió a nosotros, tenemos que cobrársela, ahora nos toca a nosotros, apoderarnos.
- No pana, yo me equivoqué, y lo reconozco, sí nos jodieron, perdí mi trabajo y todo por ese peo, y un error de los policías. Pero éso no significa que debamos ser como ellos. Hay que vivir.
- No joda Raul. Los pacos te están buscando, yo me piré.
- Me pasa por pendejo. Haz lo que quieras pana, y tú sabes lo que debes hacer.

CAPÍTULO IX

A la hora de la comida Dorian estaba en la fila para servirse, luego vino una riña. Dorian aprovechó el momento y se desapareció. Yo me fui con él.
- Dale, es el momento.- Me dijo.
Luego salimos por un túnel, los policías andaban pendientes de las riñas que ni se dieron cuenta.
Salimos, y llegamos a las casas, nos desaparecimos.
Luego nos separamos. Pasamos mucho tiempo que no nos vimos.
Yo me fui a mi casa.

CAPÍTULO X

A la hora de la comida Dorian estaba en la fila para servirse, luego vino una riña. Dorian aprovechó el momento y se desapareció. Yo me fui con él.
- Dale, es el momento.- Me dijo.
Luego salimos por un túnel, los policías andaban pendientes de las riñas que ni se dieron cuenta.
Salimos, y llegamos a las casas, nos desaparecimos.
Luego nos separamos. Pasamos mucho tiempo que no nos vimos.
Yo me fui a mi casa..

CAPÍTULO IX

Estaban hablando Vicente y Daniel en una panadería.
- Hoy es nuestro día libre.- Dijo Vicente.
- Ya lo sé.
- Deberíamos hacer algo grande, real.
- ¿Qué se te ocurre?
- Matraquear.
- Bueno, tenemos las placas.
- Plomo.

Luego afuera, llegaron donde un artesano en Parque Central, le mostraron la placa y le quitaron la mercancía.
- ¿Qué vamos a hacer con esto? – Preguntó Vicente.
- Venderla supongo.
- Tú con es pinta.
- Ayúdame.
- ¿Yo?
- A otro artesano.
- ¿Conoces los precios?
- Verga, no mucho.
- Pendejo, hubieras quitado mas mercancía.
- Sí, es verdad.

CAPÍTULO VIII

Víctor estaba en la comida cuando pasó una riña. A Víctor le buscaron problemas, sacó un chuzo y se lo clavó a alguien.
Llegaron los policías, lo amarraron y se lo llevaron, lo golpearon brutalmente, Víctor sangraba pero andaba callado.
El otro preso fue al dispensario, lo curaban, Víctor estaba amarrado en una silla. Tratando de soltarse y no podía.
Luego lo llevaron a una prisión oscura, donde pasó dos días allí. Vio una rata, hasta vio alacranes, olía muy mal.
No se veía casi nada, estaba solo allí adentro, no recibía ni una visita. Estaba furioso, quería irse.
Maldecía y maldecía, histérico, deseaba su salida, buscar la manera de salir de allí, no aguantaba un encierro, era claustrofóbico. Ya se había escapado otras veces, pero ya lo tenían vigilado.
Ya estaba condenado desde antes.

Luego en la calle estaba Dorian, agarró unos dulces de un kiosko y salió corriendo, lo vio Daniel y lo persiguió.
- ¡PACO MAMAHUEVO, NO ME ATRAPARÁS! - Dijo Dorian.
- ¿Cómo me dijiste?-Lo apuntó con la pistola.
- Por éso decía que…
- Al fin te tengo alzadito, es un gusto verte por acá.
- Tranquilo mi pana, no pasó nada.
- ¿No pasó nada? – Le dio una cachetada.
- Me dolió.
- Era la idea pendejo. Se te ocurre insultarme, qué bolas tienes.
- Era jugando pana.
- No soy pana tuyo.- Le dio un golpe en la cabeza.
- Ya, no me vuelvas a pegar.

Daniel y Vicente estaban en una panadería.
- Coño, ese juego Caracas Magallanes no joda, quiero ir a ese partido.
- Vamos pues.
- No tengo real.
- Vamos a rebuscarnos pues.
- Buena idea, pero no busquemos malandros, busquemos gente con real.
- Montemos la alcabala.
- Dale.- Se montaron en el carro buscando.
- Mira ése, plomo.
Daniel aceleró.
- PÉGUENSE PARA ALLÁ.- Gritó Daniel.
- Caramba, que chocolatico tenemos aquí.- Dijo Vicente.
- Y sabrosito vale.
- A ver.- Abrió el bulto y encontró marihuana, no era mucha.

CAPÍTULO VII

Víctor estaba en la comida cuando pasó una riña. A Víctor le buscaron problemas, sacó un chuzo y se lo clavó a alguien.
Llegaron los policías, lo amarraron y se lo llevaron, lo golpearon brutalmente, Víctor sangraba pero andaba callado.
El otro preso fue al dispensario, lo curaban, Víctor estaba amarrado en una silla. Tratando de soltarse y no podía.
Luego lo llevaron a una prisión oscura, donde pasó dos días allí. Vio una rata, hasta vio alacranes, olía muy mal.
No se veía casi nada, estaba solo allí adentro, no recibía ni una visita. Estaba furioso, quería irse.
Maldecía y maldecía, histérico, deseaba su salida, buscar la manera de salir de allí, no aguantaba un encierro, era claustrofóbico. Ya se había escapado otras veces, pero ya lo tenían vigilado.
Ya estaba condenado desde antes.

Luego en la calle estaba Dorian, agarró unos dulces de un kiosko y salió corriendo, lo vio Daniel y lo persiguió.
- ¡PACO MAMAHUEVO, NO ME ATRAPARÁS! - Dijo Dorian.
- ¿Cómo me dijiste?-Lo apuntó con la pistola.
- Por éso decía que…
- Al fin te tengo alzadito, es un gusto verte por acá.
- Tranquilo mi pana, no pasó nada.
- ¿No pasó nada? – Le dio una cachetada.
- Me dolió.
- Era la idea pendejo. Se te ocurre insultarme, qué bolas tienes.
- Era jugando pana.
- No soy pana tuyo.- Le dio un golpe en la cabeza.
- Ya, no me vuelvas a pegar.

Daniel y Vicente estaban en una panadería.
- Coño, ese juego Caracas Magallanes no joda, quiero ir a ese partido.
- Vamos pues.
- No tengo real.
- Vamos a rebuscarnos pues.
- Buena idea, pero no busquemos malandros, busquemos gente con real.
- Montemos la alcabala.
- Dale.- Se montaron en el carro buscando.
- Mira ése, plomo.
Daniel aceleró.
- PÉGUENSE PARA ALLÁ.- Gritó Daniel.
- Caramba, que chocolatico tenemos aquí.- Dijo Vicente.
- Y sabrosito vale.
- A ver.- Abrió el bulto y encontró marihuana, no era mucha.

CAPÍTULO VI

Jesús estaba en Catia, sentado en un bar oyendo la carrera de caballos.
- Coño. No es mi día, el puto caballo va a perder.- Pensó.
Luego llego yo en la moto de Dorian, Jesús nos mira, pero no le hice caso, estaba apurado. Dorian lo miró.
- ¿Qué pasa huevón?- Preguntó Dorian.
Yo tranquilicé a Dorian. Jesús se acerca.
- Coño, pero si miren quién anda aquí.- Dijo Jesús.
- ¿Qué pasa cabrón? – Dijo Dorian.- Si quieres nos entramos a conazos. Te voy a dar unos tiros.
Yo lo tranquilizo, y estábamos tratando de salir del lugar.
- Coño, Raul, ayúdame.- Me dijo Dorian.
Jesús lo agarró, y le sacó una pistola, yo trato de controlar la situación, iba a matar a Dorian y yo le metí un tiro, a parecer estaba muerto.
Luego nos fuimos.

En Sabana Grande, estábamos asaltando un banco, todo el mundo en el piso, nos abrieron la caja fuerte, sacamos una cantidad grande de dinero y nos fuimos, llegó un carro, por casualidad eran Daniel y Vicente con cuatro policías mas, se prendió el tiroteo, herí a dos, corrimos, cuand nos acorralan. Estábamos encapuchdos.
- CUERDA DE CABRONES; JAJAJA!.- Gritó Victor.
Daniel se baja. Nos agarran y nos quitan la capucha.
- Coño. Pero si miren quiénes están metidos en esto. Tú barbudo, que mantequilla vale, con el pirata..
- Cállate cabrón.- Dijo Victor.
- Vamos a llevarlos.- Dijo Daniel.
En la comisaría nos dan una coñasa horrible. Nos quitaron la camisa, nos bañaron con agua fría.
- No sabes el gusto que me da tenerte pelúo.- Me dijo Daniel.- Eres bienvenido a esta comisaría.

En la cárcel.
- Mierda pana. Quiero pirar de aquí. Ya estoy jodido.- Dije yo.
- A la Planta mínimo.- Dijo Victor.
- Nunca he pasado preso.
- Ya yo soy experto en esto. Tengo mil antecedentes.
- Nunca pensé que caería en esto.
- Yo he estado en las peores.
- Segunda vez. Y con el mismo.
- Este bicho es malo.
- Yo lo sé.
- Huele mal esta mierda.
- Burda de mal.
Era horrible, y era apeartada, si nos cojían nadie nos ayudaría.
- Esta celda es una suite.- Dijo Victor.
- ¿Las otras son peores?- Pregunté.
- Con ratas y todo.
- Yo las he visto cuando era jardinero.
- Son asquerosas.
- Coño, no aguanto este puto lugar.
- Una vez a un compañero le mearon dormido.

CAPÍTULO V

Dorian andaba asaltando a alguien con la pistola, le robó la cartera a alguien y salió corriendo cuando Daniel y Vicente lo interceptaron.
- Está bien.- Dijo Dorian
Le pusieron las esposas y lo montaron en la moto.
Lo revisaron.
- ¿Cómo lo arreglamos? – Preguntó Dorian.
- Al muchacho le gusta negociar.- Dijo Daniel.
- Hablen pues.

Luego Victor iba en su carro, lo interceptó una moto. Era Dorian.
- ¿Qué pasó el mío?- Dijo Dorian.- Te soltaron por fin.
- Me piré men.
- Y andas con el carro por allí, tú si estás loco.
- Yo no le como cuento a nadie.
- Al Jesús lo tengo pilladito, lo voy a joder cuando pueda, esa culebra me trató de dar tiros pero no pudo.
- Estaba preso cuando yo estaba.
- Quiero matar esa culebra.
- Ese becerro estaba apadrinado por los putos pacos.
- Mira, hablamos pana.
- Dale.

Luego en la comisaría.
- Se me puso un preso cómico y le tuve que dar.- Dijo Daniel.
Luego Daniel y Vicente se montaron en el carro a patrullar, veía todo lo que pasaba, pero no veía nada interesante.
- Coño, no tengo real.- Dijo Daniel.
- Yo tampoco.- Dijo Vicente.
Luego vieron a alguien, se le acercaron. Se montaron.
- Buen billete.- Dijo Vicente.
- Dame la mitad.
- Toma, cuenta bien.

CAPÍTULO IV

Voy caminando por Sabana Grande, luego de ir a mi trabajo y al enterarse de que estuve preso mis patrones me botaron del trabajo, estaba muy deprimido, oigo una voz.
- ¿Qué pasó el mío? ¿En qué andas? – El hombre me pareció conocido. Le faltaba un ojo.
- Yo a ti te conozco de algún lado.
- Claro pendejo, estuve en la misma celda que tú.
- ¿Víctor?
- Claro. ¿No me reconocías?
- ¿Cómo saliste?
- Me piré, ando solicitado.
- Y te me acercas a mí.
- Hay que matar a esas brujas.
- Por ese puto peo me botaron de mi trabajo. Y no consigo.
- Bueno hermano, roba como yo.
- La verdad es que debería hacerlo. Me la voy a cobrar.
- ¿Vas a ser malandro? Tengo un golpe bueno mi pana.
- Haré que paguen.
- Bueno mi tío, te puedo hablar.
- Habla pues.
- Hay una casa por allí. Dinero. Joyas, negocios.
- ¿Dónde?

Victor y yo estábamos maquinando, pasamos en el carro por una casa en el Country, la examinamos muy bien, pendiente de los pacos y que nadie nos fuera a joder. Se veía muy bien esa casa.
Yo veía el muro, calculaba que no era difícil de brincar, tenía las máscaras, y todos los trajes especiales. Veía los árboles, todo estaba perfecto para ese gran golpe. Sacaba todo y me sentría satisfecho..
Al llegar la noche llegamos, tuvimos la suerte de que no había nadie en casa, hubo cerraduras difíciles pero yo me las ingenié, al llegar mande, sacamos televisores, radios, etc, comida, encontré unos dólares en un escritorio, me los agarré.
Nos montamos en el carro y nos piramos.
En el carro de Víctor nos fuimos al Valle en un Barrio donde vivía, nos quedamos un rato, luego se empieza a oir tiroteos entre pacos y malandros.
Victor veía todo el botín, la verdad es que la cosa nos había salido bien para ser primera vez, me chocaba todas esas injusticias, y bueno, me apoderé yo de unas cuantas cosas, y lujosas.

Nos repartimos el botín, fue justa la repartición.
- Con eso aprenderán, me jodieron, ahora que paguen las consecuencias.- Dije yo.
- A mí no me importa, yo solo quiero tener.- Dijo Víctor.
- Ya tienes. Sacaste bastante.
- Podemos sacar mas.
- Ahora quiero acabar con esos pacos.
- Yo con todos.
- Vamos pues.
Víctor me miró.
- ¿Es o no?- Pregunté.
- ¡Claro que sí!
- Llevarme unos cuántos por delante.
Victor pensaba.
- Les tienes mente.- Me dijo.
- ¿Qué crees?
- Pues en este negocio se hace.

Luego me fui a mi casa, estaba desempleado, pasaba por Sabana Grande observando todo lo que pasaba, luego de ese robo todo lo que había agarrado.
Me arrechaba ver a toda esa gente con la última moda, Blackberries, etc, ver cómo se burlaban de la gente, esa gente vacía, pues había que enseñarles, y allí estaba yo.
Tenía mi pistola, y todo lo que hubiera por allí. No era una cosa fácil, pero se lo habían buscado.
Víctor conocía bastante sobre esa vida por lo visto, era un matón de primera clase, y la manera que perdió el ojo.
Víctor tenía muchos buenos planes, todo lo tenía pillado por lo visto, y yo tenía mi hierro. Para que me libre de todo mal.
Ahora tenía que buscar a esos dos pacos y explotarlos, sin que me quede ningún remordimiento.
Empiezo a leer las noticias, la escacés de alimentos estaba fuerte, todo subía de precio, pues tenía que vivir.

Daniel y Vicente estaban entrando a un bar, se encuentran a Jesús tomando cerveza.
- Epale mis panas. ¿Qué hacen? – Dijo Jesús.
- ¿Viendo el juego?- Preguntó Daniel
- Ya se acabó, 4 a 0 favor de Alemania, peo del de Maradona.
- Es que Maradona es un periquero loco, no joda.
- Tú sabes.
- De bolas que sé pendejo
- Háblenme.
Hablaron y luego se fueron.
- Qué bolas ese peo, como en Francia.- dijo Vicente.
- El fútbol es así mi tío.- Dijo Daniel.
- Y al Maradona lo quería su equipo.
- Como lloró en el 90, Caracas Magallanes es casi éso.
- ¿Mira voltea, ese no es el Dorian?
- Verga, sí, y robando, espera, deja que robe y luego venimos nosotros.
- Le quitamos todo.
- Por supuesto, deja que se vaya confiado.
- ¿Y si lo agarran otros?
- Tranquilo que eso no va a pasar.

CAPÍTULO III

Luego cuando me envían a la corte, comenté todo lo que pasó. Daniel y Vicente me miraban con odio. Luego me soltaron. Pasaron dos días, esos mismos polcías estban en una panadería.
- Que imbécil, a ese cabrón lo vamos a joder.- Dijo Vicente.
- Deja que lo cacemos.- Dijo Daniel.
- Nos hechó la paja.
Luego llegaba una moto. Se bajó un hombre de pelo largo.
- Pégate para allá.- Dijo Daniel.
- ¿Qué sucede?- Preguntó el hombre.
- Dame tu cédula y cállate.- Dijo Daniel.
- Toma, toma.
- Te llamas Dorian.- Dijo Vicente.
- Tú estás solicitado- Dijo Daniel.
- Podemos arreglarlo.
- ¿Cómo?

Luego Daniel y Vicente se fueron.
- Me gusta ésa de buscar gente, es un negocio.- Dijo Vicente.
- Sí, ya que nos pagan una mierda.- Dijo Daniel.
- Coño sí.
- Vamos a buscar mas.
Fueron a un bar.
- Quédate afuera, yo le voy a sacar real al dueño, espérame aquí.
Entró, Vicente estaba afuera.
Luego pasé yo y pedí una cerveza.

Luego en la calle estaba Jesús, llegó Daniel con su carro.
- Epale mi bro, háblame.- Dijo Jesús.
- ¿Quieres ganarte unas lucas?-Preguntó Daniel.
- Dime. ¿Qué negocito redondo hay?
- Hay alguien que quiero que me caces.
- ¿Una culebra?
- Mas o menos.
- Háblame.
- Hay un bicho que vive por aquí cerca, me hechó paja. Y quiero matarlo.
- Y quieres que lo mate yo.
- Sí.
- Dame algo grande.
Se miraron.

Fueron a otro lugar.
- Lo voy a buscar.
- Vas a salir beneficiado.
- Y a la hora de un peo, quiero robar por la zona y no salir jodido.
- Tranquilo mi bro.
- Espero.
- Yo no te he fallado.
- Y no se te ocurra.

CAPÍTULO II

Luego en la cárcel, escuchaba gritos desde afuera. Eran los mismos policías que me agarraron con alguien que llevaba un parche en el ojo. Veía que lo golpeaban.
- Camina imbécil, no tengo todo el tiempo.- Decía Daniel
- Ya voy coño.
- Que rebotado el hombre.- Decía Vicente.
- Eres ladrón, bueno, pues paga imbécil.- Decía Daniel.
- Ya me tienes. ¿Qué mas quieres? – Dijo el hombre
- Darte coñasos.- Dijo Vicente.
- Eso es.- Dijo Daniel.
- Pendejos.- Dijo el hombre
- ¿Tú que ves? – Dijo mirándome a mí Vicente
- A éste le vamos a dar una pela.- Dijo Daniel.
- Ya, déjenme.
- ¿Déjenme qué? – Preguntó Vicente.
- Vas a pasar culo huevón.- Dijo Daniel.
- No me jodas.
- Tú estabas solicitado hombre.- Dijo Vicente.
- No es nuestra culpa haberte agarrado. Eres bobo, no estuvieras por zona de policías
- Hijo de putas
- ¿Cómo?

Luego cerca de mi celda había un hombre llamado Jesús, que yo lo había visto por Sabana Grande, escucho todo.
- ¿Qué pasó conmigo? – Preguntó Jesús.
- Perfecto amigo, tengo todo lo que querías.
Jesús escuchaba.
Caminaba en su celda.
- Háblenme. ¿Me van a soltar? Ya llevo tres horas aquí.
- Sí vente, tenemos a uno que es la excusa perfecta, eres libre.
- ¿En serio? Bueno, podemos pactar entonces.

CAPÍTULO I

Yo era un hombre llamado Raul, estaba en mi casa por la zona de Sabana Grande, llegaba de noche puesto que trabajaba en una casa de jardinero . Era por la Lagunita y por razones del destino tuve que salir tarde. Cuando me llega un hombre con un policía. Me sacó una chapa.
- Estás arrestado, móntate.
- Pero ya va, ¿Por qué?
- Tú eres el que robas. O es que te vas a hacer el loco.
- Oiga no entiendo.
- Que tienes una denuncia chico, móntate.
Me quedé callado.
- Mira, no tengo tiempo, o te montas o te montamos.- Me dijo. Vi que en su chapa decía Daniel
- Mire señor.
- Cállate.- Dijo el otro policía.- Móntate te dije ya o Vicente móntalo tú.
Ya me estaba enfureciendo.
- Imbécil, no me hagas perder mi tiempo, las descripciones coinciden contigo.
- Oiga, yo trabajo, estoy llegando, no sé absolutamente nada.
- Haz lo que se te dice.- Dijo Vicente.
Me ponía mucho mas furioso.

Me llevaron en el carro, los hombres me hablaban fríamente, me limité a callarme, en la jefatura me permitieron llamar al patrón, pero el patrón me dio la espalda, pensó que de verdad yo andaba robando, estaba mal, me estaban inculpando de un crimen que no había cometido, el asunto era grave.
Pasaban los días, estaba preso en el CICPC, llevando golpes, supuestamente las descripciones del hombre coincidían conmigo, era raro el asunto. La zona era peligrosa últimamente, hasta a mí me daba pavor caminar por allí.
Estaba en una situación grave. No se me permitió recibir visitas, los policías se reían, tenía que esperar a ser enjuiciado. No sabía nada, según la descripción el ladrón era un hombre con barba que pasaba muy a menudo por allí. No tenía a nadie y ya había perdido mi trabajo, mi fuente de vida, realmente estaba solo en esto. No tenía apoyo de nadie. Tenía que ingeniármelas.

VUELTAS

Mi segunda historia publicada en un blog, pueden leerla, digerirla o simplemente cerrar el blog y no pararle. Yo particularmente trato de ser si se quiere decir un poco orwellista, claro solo que no se toca el tema político. tambien quiero describir un poco lo que dice Nietzsche en la Moral de senores y la moral de esclavos en Mas Allá del Bien y del Mal. como son los policías y los malandros, por qué muchos terminan así. Pensando un poco éso. Solo quiero que saquen ustedes sus conclusiones.