domingo, 27 de marzo de 2011

CAPÍTULO IV

Voy caminando por Sabana Grande, luego de ir a mi trabajo y al enterarse de que estuve preso mis patrones me botaron del trabajo, estaba muy deprimido, oigo una voz.
- ¿Qué pasó el mío? ¿En qué andas? – El hombre me pareció conocido. Le faltaba un ojo.
- Yo a ti te conozco de algún lado.
- Claro pendejo, estuve en la misma celda que tú.
- ¿Víctor?
- Claro. ¿No me reconocías?
- ¿Cómo saliste?
- Me piré, ando solicitado.
- Y te me acercas a mí.
- Hay que matar a esas brujas.
- Por ese puto peo me botaron de mi trabajo. Y no consigo.
- Bueno hermano, roba como yo.
- La verdad es que debería hacerlo. Me la voy a cobrar.
- ¿Vas a ser malandro? Tengo un golpe bueno mi pana.
- Haré que paguen.
- Bueno mi tío, te puedo hablar.
- Habla pues.
- Hay una casa por allí. Dinero. Joyas, negocios.
- ¿Dónde?

Victor y yo estábamos maquinando, pasamos en el carro por una casa en el Country, la examinamos muy bien, pendiente de los pacos y que nadie nos fuera a joder. Se veía muy bien esa casa.
Yo veía el muro, calculaba que no era difícil de brincar, tenía las máscaras, y todos los trajes especiales. Veía los árboles, todo estaba perfecto para ese gran golpe. Sacaba todo y me sentría satisfecho..
Al llegar la noche llegamos, tuvimos la suerte de que no había nadie en casa, hubo cerraduras difíciles pero yo me las ingenié, al llegar mande, sacamos televisores, radios, etc, comida, encontré unos dólares en un escritorio, me los agarré.
Nos montamos en el carro y nos piramos.
En el carro de Víctor nos fuimos al Valle en un Barrio donde vivía, nos quedamos un rato, luego se empieza a oir tiroteos entre pacos y malandros.
Victor veía todo el botín, la verdad es que la cosa nos había salido bien para ser primera vez, me chocaba todas esas injusticias, y bueno, me apoderé yo de unas cuantas cosas, y lujosas.

Nos repartimos el botín, fue justa la repartición.
- Con eso aprenderán, me jodieron, ahora que paguen las consecuencias.- Dije yo.
- A mí no me importa, yo solo quiero tener.- Dijo Víctor.
- Ya tienes. Sacaste bastante.
- Podemos sacar mas.
- Ahora quiero acabar con esos pacos.
- Yo con todos.
- Vamos pues.
Víctor me miró.
- ¿Es o no?- Pregunté.
- ¡Claro que sí!
- Llevarme unos cuántos por delante.
Victor pensaba.
- Les tienes mente.- Me dijo.
- ¿Qué crees?
- Pues en este negocio se hace.

Luego me fui a mi casa, estaba desempleado, pasaba por Sabana Grande observando todo lo que pasaba, luego de ese robo todo lo que había agarrado.
Me arrechaba ver a toda esa gente con la última moda, Blackberries, etc, ver cómo se burlaban de la gente, esa gente vacía, pues había que enseñarles, y allí estaba yo.
Tenía mi pistola, y todo lo que hubiera por allí. No era una cosa fácil, pero se lo habían buscado.
Víctor conocía bastante sobre esa vida por lo visto, era un matón de primera clase, y la manera que perdió el ojo.
Víctor tenía muchos buenos planes, todo lo tenía pillado por lo visto, y yo tenía mi hierro. Para que me libre de todo mal.
Ahora tenía que buscar a esos dos pacos y explotarlos, sin que me quede ningún remordimiento.
Empiezo a leer las noticias, la escacés de alimentos estaba fuerte, todo subía de precio, pues tenía que vivir.

Daniel y Vicente estaban entrando a un bar, se encuentran a Jesús tomando cerveza.
- Epale mis panas. ¿Qué hacen? – Dijo Jesús.
- ¿Viendo el juego?- Preguntó Daniel
- Ya se acabó, 4 a 0 favor de Alemania, peo del de Maradona.
- Es que Maradona es un periquero loco, no joda.
- Tú sabes.
- De bolas que sé pendejo
- Háblenme.
Hablaron y luego se fueron.
- Qué bolas ese peo, como en Francia.- dijo Vicente.
- El fútbol es así mi tío.- Dijo Daniel.
- Y al Maradona lo quería su equipo.
- Como lloró en el 90, Caracas Magallanes es casi éso.
- ¿Mira voltea, ese no es el Dorian?
- Verga, sí, y robando, espera, deja que robe y luego venimos nosotros.
- Le quitamos todo.
- Por supuesto, deja que se vaya confiado.
- ¿Y si lo agarran otros?
- Tranquilo que eso no va a pasar.

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