Víctor estaba en la comida cuando pasó una riña. A Víctor le buscaron problemas, sacó un chuzo y se lo clavó a alguien.
Llegaron los policías, lo amarraron y se lo llevaron, lo golpearon brutalmente, Víctor sangraba pero andaba callado.
El otro preso fue al dispensario, lo curaban, Víctor estaba amarrado en una silla. Tratando de soltarse y no podía.
Luego lo llevaron a una prisión oscura, donde pasó dos días allí. Vio una rata, hasta vio alacranes, olía muy mal.
No se veía casi nada, estaba solo allí adentro, no recibía ni una visita. Estaba furioso, quería irse.
Maldecía y maldecía, histérico, deseaba su salida, buscar la manera de salir de allí, no aguantaba un encierro, era claustrofóbico. Ya se había escapado otras veces, pero ya lo tenían vigilado.
Ya estaba condenado desde antes.
Luego en la calle estaba Dorian, agarró unos dulces de un kiosko y salió corriendo, lo vio Daniel y lo persiguió.
- ¡PACO MAMAHUEVO, NO ME ATRAPARÁS! - Dijo Dorian.
- ¿Cómo me dijiste?-Lo apuntó con la pistola.
- Por éso decía que…
- Al fin te tengo alzadito, es un gusto verte por acá.
- Tranquilo mi pana, no pasó nada.
- ¿No pasó nada? – Le dio una cachetada.
- Me dolió.
- Era la idea pendejo. Se te ocurre insultarme, qué bolas tienes.
- Era jugando pana.
- No soy pana tuyo.- Le dio un golpe en la cabeza.
- Ya, no me vuelvas a pegar.
Daniel y Vicente estaban en una panadería.
- Coño, ese juego Caracas Magallanes no joda, quiero ir a ese partido.
- Vamos pues.
- No tengo real.
- Vamos a rebuscarnos pues.
- Buena idea, pero no busquemos malandros, busquemos gente con real.
- Montemos la alcabala.
- Dale.- Se montaron en el carro buscando.
- Mira ése, plomo.
Daniel aceleró.
- PÉGUENSE PARA ALLÁ.- Gritó Daniel.
- Caramba, que chocolatico tenemos aquí.- Dijo Vicente.
- Y sabrosito vale.
- A ver.- Abrió el bulto y encontró marihuana, no era mucha.
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