domingo, 27 de marzo de 2011

CAPÍTULO III

Luego cuando me envían a la corte, comenté todo lo que pasó. Daniel y Vicente me miraban con odio. Luego me soltaron. Pasaron dos días, esos mismos polcías estban en una panadería.
- Que imbécil, a ese cabrón lo vamos a joder.- Dijo Vicente.
- Deja que lo cacemos.- Dijo Daniel.
- Nos hechó la paja.
Luego llegaba una moto. Se bajó un hombre de pelo largo.
- Pégate para allá.- Dijo Daniel.
- ¿Qué sucede?- Preguntó el hombre.
- Dame tu cédula y cállate.- Dijo Daniel.
- Toma, toma.
- Te llamas Dorian.- Dijo Vicente.
- Tú estás solicitado- Dijo Daniel.
- Podemos arreglarlo.
- ¿Cómo?

Luego Daniel y Vicente se fueron.
- Me gusta ésa de buscar gente, es un negocio.- Dijo Vicente.
- Sí, ya que nos pagan una mierda.- Dijo Daniel.
- Coño sí.
- Vamos a buscar mas.
Fueron a un bar.
- Quédate afuera, yo le voy a sacar real al dueño, espérame aquí.
Entró, Vicente estaba afuera.
Luego pasé yo y pedí una cerveza.

Luego en la calle estaba Jesús, llegó Daniel con su carro.
- Epale mi bro, háblame.- Dijo Jesús.
- ¿Quieres ganarte unas lucas?-Preguntó Daniel.
- Dime. ¿Qué negocito redondo hay?
- Hay alguien que quiero que me caces.
- ¿Una culebra?
- Mas o menos.
- Háblame.
- Hay un bicho que vive por aquí cerca, me hechó paja. Y quiero matarlo.
- Y quieres que lo mate yo.
- Sí.
- Dame algo grande.
Se miraron.

Fueron a otro lugar.
- Lo voy a buscar.
- Vas a salir beneficiado.
- Y a la hora de un peo, quiero robar por la zona y no salir jodido.
- Tranquilo mi bro.
- Espero.
- Yo no te he fallado.
- Y no se te ocurra.

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